Un don misterioso, una culpa imposible de olvidar y un mensaje que los une en un laberinto de secretos. Geni vive entre susurros del más allá, siendo puente entre los que se fueron y los que quedaron. Cuando el espíritu de una joven mujer le implora que lleve un mensaje final a su prometido, no puede negarse, aunque sabe que cada conexión con el otro lado le deja el corazón vulnerable. Lo que no espera es que al conocer a Adrián, el afligido novio, su mundo se tambalea por una razón completamente terrenal: un amor que nace donde solo debería haber consuelo.
Adrián, hundido en el dolor, recibe con desconfianza a esa extraña que dice traer palabras de su amada. Pero hay algo en Geni que lo hace creer en lo imposible: quizás sea su sinceridad, o su dulzura, o la forma en que sus ojos reflejan un dolor ajeno como propio. Cuando le pide un último milagro, hablar directamente con quien perdió, Geni, impulsada por su creciente afecto, cruza una línea peligrosa: finge lo que su don no puede conceder.
Entre mentiras piadosas y profundas de confidencias, nace una conexión que desafía toda lógica. Geni se enfrenta al miedo de ser descubierta, sin advertir que el mayor peligro no es la mentira, sino el latido que comienza a nacer en su propio pecho, mientras que Adrián debe tomar su propia decisión: aferrarse a un fantasma o permitirse la oportunidad de ser feliz de nuevo.
Un don misterioso, una culpa imposible de olvidar y un mensaje que los une en un laberinto de secretos. Geni vive entre susurros del más allá, siendo puente entre los que se fueron y los que quedaron. Cuando el espíritu de una joven mujer le implora que lleve un mensaje final a su prometido, no puede negarse, aunque sabe que cada conexión con el otro lado le deja el corazón vulnerable. Lo que no espera es que al conocer a Adrián, el afligido novio, su mundo se tambalea por una razón completamente terrenal: un amor que nace donde solo debería haber consuelo.
Adrián, hundido en el dolor, recibe con desconfianza a esa extraña que dice traer palabras de su amada. Pero hay algo en Geni que lo hace creer en lo imposible: quizás sea su sinceridad, o su dulzura, o la forma en que sus ojos reflejan un dolor ajeno como propio. Cuando le pide un último milagro, hablar directamente con quien perdió, Geni, impulsada por su creciente afecto, cruza una línea peligrosa: finge lo que su don no puede conceder.
Entre mentiras piadosas y profundas de confidencias, nace una conexión que desafía toda lógica. Geni se enfrenta al miedo de ser descubierta, sin advertir que el mayor peligro no es la mentira, sino el latido que comienza a nacer en su propio pecho, mientras que Adrián debe tomar su propia decisión: aferrarse a un fantasma o permitirse la oportunidad de ser feliz de nuevo.